Durante el CES 2020, conocimos el proyecto de Uber para transportarnos entre ciudades cercanas, y ahora sabemos que no solo trabajará con Hyundai, sino tambien con otras empresas fabricantes de coches como Toyota y Joby Aviation, una compañía aeroespacial con sede en California, para diseñar y construir una flota de aviones de despegue y aterrizaje vertical (VTOL).
Toyota fue parte de una ronda de financiación previa de Joby que se cerró en 2018. Joby anunció recientemente un acuerdo con Uber para desplegar sus taxis aéreos en su red de transporte, lo que por default incluye a Toyota en el equipo de socios.
Joby es una creación del inventor JoeBen Bevirt, quien fundó la compañía en 2009 y ha estado trabajando en aviones eléctricos durante más de una década. La compañía funcionó en relativa oscuridad hasta 2018, cuando Joby anunció que había recaudado unos sorprendentes $100 millones de dólares de una variedad de inversores, incluido el capital de Intel, Toyota y JetBlue. El dinero ayudó a financiar el desarrollo del prototipo de taxi aéreo de la compañía, que ha estado realizando vuelos de prueba en el aeródromo privado de Joby en el norte de California. Bevirt ayuda a operar una incubadora fuera de Santa Cruz que se ha descrito como una cuasi comuna.
A diferencia de las docenas de otras compañías que actualmente están construyendo aviones VTOL eléctricos, Joby ha mantenido en secreto gran parte de su proyecto. Pero como parte del anuncio de Toyota, Joby decidió compartir más detalles sobre su avión.
El avión totalmente eléctrico tiene seis rotores y cinco asientos, incluido el piloto. Puede despegar verticalmente, como un helicóptero, y luego pasar al vuelo de avance utilizando rotores de inclinación. Joby dice que puede alcanzar una velocidad máxima de 340 km por hora, puede recorrer hasta 100 km con una sola carga y es 100 veces más silencioso que un avión convencional.

Con Toyota como socio de fabricación, Joby cree que puede llevar sus aviones al mercado más rápido que el resto, donde la empresa japonesa compartirá su experiencia en fabricación, calidad y controles de costos para apoyar el desarrollo y la producción de los aviones de Joby Aviation, además junto con la inversión de capital, acelerará la certificación y el despliegue de este nuevo modo de transporte local.
Es la temporada de acuerdos para Joby. La compañía formó una sociedad con Uber hace unas semanas. Joby suministrará y operará los taxis aéreos eléctricos, y Uber proporcionará ayuda para el control del tráfico aéreo, la construcción de la plataforma de aterrizaje, las conexiones al transporte terrestre y, por supuesto, su red de viajes compartidos reconfigurada para permitir a los clientes transportar automóviles voladores (en lugar de los terrestres que ya conocemos). La compañía de transporte también mostró recientemente un modelo a gran escala del taxi volador que ayudó a crear con Hyundai, pero también tiene otros socios de fabricación.

Por supuesto, muchas compañías, incluido Joby, han prometido nuevos aviones revolucionarios durante años, por ejemplo, Kitty Hawk, la empresa de automóviles voladores respaldada por el cofundador de Google, Larry Page, se está reorganizando en medio de informes sobre averías, incendios de baterías y depósitos devueltos. Zunum Aero luchó para recaudar dinero y se vio obligado a despedir empleados después de que Boeing se retiró como patrocinador.
Después de todo, el jurado aún no se ha pronunciado sobre si un despegue vertical eléctrico y un sistema de taxi aéreo basado en el aterrizaje contribuirían de manera apreciable a un sistema de transporte de próxima generación, o si sería simplemente una opción de lujo para las personas con alto poder adquisitivo.
Actualización 27/Enero/2020 por Aitor Alonso:
«Desde comienzo del año 2020 ha entrado en vigor una nueva normativa europea sobre emisiones de gases de efecto invernadero con el fin de luchar contra el calentamiento globa. Todos los fabricantes de vehículos que quieran comercializar un automóvil tendrán que garantizar una media de emisiones de CO2 compatible con el computo de la gama completa de 95 gramos por kilómetro que se haya recorrido.
En el caso de lo que los fabricantes no cumplan con esta nueva normativa, deberán abonar multas tildadas por la prensa de multimillonarias, ya que se calcularán en función del número de vehículos que hayan vendido ese año. Cada multa será de 95 euros por cada gramo que sobrepase la media compatible con la normativa de 95 gramos. «