Una colaboración entre el MIT y la Universidad Politécnica de Madrid podría acercarnos al fin de los cables que tantas horas pasamos desenredando o intentando esconder. Los investigadores han desarrollado un dispositivo que convierte la señal WiFi en electricidad, haciendo que la carga inalámbrica sea algo más tangible.
Se trata de una «rectena» – traducido del inglés como antena rectificadora – un tipo de antena que se emplea para convertir las ondas electromagnéticas en corriente continua. La clave está en el material que usaron para fabricar la rectena. En vez de usar silicio o arseniuro de galio – empleado en los dispositivos electrónicos actuales – emplearon disulfuro de molibdeno. Se trata de un nanomaterial de solo tres átomos de espesor, lo que le da una gran flexibilidad, y destaca además por ser un semiconductor. A esto hay que sumarle que es barato producirlo.
El hecho de que la rectena sea tan flexible lo convierte en el aparato idóneo para instalarse en todo tipo de dispositivos, desde wearables, hasta relojes inteligentes y smartphones flexibles.
La rectena puede capturar y convertir hasta 10 GHz y a una velocidad mucho mayor que otras rectenas. Eso sí, de momento genera una cantidad pequeña de electricidad: ha llegado a producir alrededor de 40 microvatios estando expuestos a señales WiFi convencionales, de en torno a 150 microvatios. No obstante, esto sería suficiente para alimentar un LED o chips de silicio.
Si deseas conocer más sobre este estudio entra en este enlace.
Fuente: TicBit